jueves, 25 de febrero de 2016

Hay un camino para seguir adelante

Hace pocos días perdí a un apreciado amigo y compueblano llamado Luis por motivo de un suicidio. Debido a la distancia y la escasa comunicación que mantenía con él, no supe los verdaderos motivos que tuvo para tomar esa drástica decisión. Lamento no haberlo podido ayudar a sabiendas de que hay un camino para seguir adelante.

Independientemente de las circunstancias que nos toquen vivir a cada uno de nosotros, como obstáculos profesionales, problemas financieros, excesivas responsabilidades, pruebas espirituales, inconvenientes familiares, decepciones sentimentales, temores infundados, angustias inexplicables, depresiones inmanejables, complicaciones de salud, perturbaciones emocionales, etc... Siempre tenemos un camino para seguir adelante.

Se trata del camino de la fe en Dios siguiendo el maravilloso ejemplo de vida que nos delegó Jesús. Por lo cual, imitando sus enseñanzas podremos pacificarnos, reconciliarnos, restaurarnos, superarnos, curarnos, ayudarnos, protegernos, fortalecernos, amarnos y perdonarnos.

El propio Salvador dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, Juan 14:6.

Por eso mismo debemos orar y rezar más, así como leer las escrituras de la Biblia especialmente del Nuevo Testamento; porque ahí se refleja toda la vida del Maestro contada por los evangelistas Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

Pero el secreto es que confiemos y actuemos de acuerdo a la voluntad de Dios, tengamos paciencia y sepamos que las cosas llevan tiempo.

El ser humano sólo piensa a corto plazo y pierde la paciencia rápidamente.

Es que vivimos en un mundo donde todo es rápido y se necesitan resultados inmediatos. Por eso no tenemos paciencia y vivimos estresados.

Sin embargo, no debemos dejarnos llevar por la presión del mundo y sí observarnos por dentro a ejemplo del crecimiento de una planta para darnos cuenta de que así como el crecimiento de una planta, todo lleva su tiempo y que los tiempos de Dios no son los tiempos apresurados que tenemos los hombres.

Sepamos que la mayoría de la gente del mundo no está alegre y feliz. Son simplemente máscaras. No nos dejemos influenciar por fotos e imágenes del facebook por ejemplo. Alegría auténtica es difícil lograrla.

Entonces debemos cargar nuestra propia cruz de sufrimientos por más pesada que parezca.

Sólo pensemos en la cantidad de pacientes graves que hay en hospitales y hacen lo imposible para aferrarse a la vida.

Tenemos ejemplos fantásticos de nuestros antepasados que sufrieron mucho en la vida pero que después de un tiempo encontraron una salida, lograron superarse a sí mismos y fueron bien sucedidos, porque Dios los bendijo con su infinita misericordia.

Tenemos a Moisés que después de ser tirado al río cuando era un bebé como si fuera una basura, se transformó en un profeta que realizó actos imponentes.

También a José que fue despreciado y vendido por sus propios hermanos, pero triunfó en otras tierras para la gloria de Dios.

La vida tendrá siempre vaivenes, luchas, momentos y odiseas.

Todo es un proceso y siempre debemos buscar la voluntad de Dios.