Tal vez estoy equivocado en lo que digo en esta nota; pero para mí ¡no existe mejor aprendizaje que el de soportar humillaciones, frustraciones y fracasos! Tantas veces fracasé... Ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que fracasé en todo sentido. También perdí la cuenta del bullying sufrido o de las decepciones padecidas con las personas a mi alrededor. ¡Formaron parte de mi aprendizaje!
Aprendí de mis errores cometidos; pero principalmente de mis fracasos, de mis frustraciones y de mis humillaciones...
Un tiempo atrás, un hombre mayor me dijo aquí en Brasilia que “en los momentos de dificultad, siempre debemos tener la paciencia que tuvo Job” (el célebre personaje bíblico).
Mi conclusión es que, como dijo el señor, ¡debemos poseer la misma paciencia de Job y para esto, debemos acudir a Dios para que nos provea la fortaleza necesaria para enfrentar estos desafíos de la vida!